Interludio


A veces pienso en que sería si hubiera optado por una vida "normal". Haber estudiado una carrera de medicina o arquitectura. Tener una mujer que me espere y me haga una buena cena. Salir a pasear los fines de semana con los niños al bosque o al cine. Sentarme en el sillón y ver como corretean los nietos con el perro y al fin poder descansar con la satisfacción de haber vivido una vida plena. Pero eso nunca sucederá. La sangre sigue brotando de mi nariz y la pierna que tenía paralizada comienza a regresar a la vida lentamente. Tomo un poco de aire y todavía en el suelo y rodeado de una obscuridad casi total, me deshago de esos sueños que no serán. La verdad es que soy un cazador. Frío, implacable, calculador. Nunca llegare a viejo ni veré a los nietos; es más, ni siquiera tendré esposa o hijos. No puedo darme ese lujo. Entre menos vínculos afectivos o materiales tenga es mejor para lo que hago. Los demonios que cazo no tienen piedad y buscarían cualquier cosa para hacerme daño, para hacerme pagar.
Reviso mi arsenal y me doy cuenta que no tengo todo lo que quisiera. Al menos mis cuchillas siguen tan filosas y dispuestas como siempre y eso me da un poco de tranquilidad. Echo la cabeza hacia atrás por unos momentos para intentar detener el flujo de sangre que se escurre por mi nariz, la cual ya perdí la cuenta de cuantas veces ha sido rota. El compuesto reparador que el buen "doktor" me inyecta regularmente contiene una sustancia que mejora mis condiciones naturales de sanación y el efecto realmente no es muy agradable pero me quita un peso de encima. El aire regresa a mis pulmones y mi respiración comienza a tener un ritmo cada vez mas a modo para seguir con la tarea que me ha sido encomendada. Antes de seguir debo resolver el problema de mi pierna. El veneno de las "ellas" es fuerte y afecta localmente a los nervios del área en donde te atacan. A decir verdad, fui afortunado en que haya sido la pierna derecha y no la garganta. A pesar que la protección de kevlar que tengo no se desgarra, si esta rebanada por tres garras pero solo un fue lo suficientemente profunda para penetrar en mi piel. El veneno "per se" no tiene antídoto pero hay una forma mas sutil de rebasar esta contingencia. Activo la cuchilla de mi brazo izquierdo y desconecto un pequeño cable de mi intercomunicador del antebrazo y lo "puenteo" a la cuchilla. Lentamente y con cuidado coloco la punta de mi cuchilla en la superficie de la herida en mi pierna derecha y oprimo un botón color amarillo que tiene un pequeño relámpago dibujado en su superficie. En un instante recibo una descarga de 360 Julios que provoca un sobreflujo de corriente en los nervios de mi pierna y como pasa con los "desfibriladores" del corazón, reviven y reconectan mi pierna al sistema nervioso central.  El dolor que siento me hace sentirme vivo de nuevo y a la vez me recuerda la cantidad de demonios que me quedan por aniquilar. Hasta ahora todo ha sido "un paseo en el parque" en comparación con lo que esta por venir pero todavía tengo unos cuantos trucos bajo la manga y los "gadgets" mas sorprendentes que serían de la envidía del mismísimo James Bond y "Q". Pero a comparación de ellos, yo si tengo un trabajo y no un hobbie.

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