jueves, 28 de noviembre de 2013

La sonrisa de Luisa


Te miro y no sé qué hacer. El universo es pequeño a comparación de lo que siento por ti; y aun así debo dejarte ir.

- ¿Recuerdas cuando la vida era simple?
- Nunca ha sido simple, quizás más fácil.
- ¡No! era más simple; por ejemplo, a las mujeres les gustaban los hombres y a los hombres las mujeres...Ahora casi lo primero que tienes que preguntar es si no son "gays"...Y no es que sea malo o bueno, pero ya no es simple.
-Pero eso no es culpa de la vida; las flores siguen siendo hermosas, el sol sigue brillando y el mundo sigue girando. Las personas son las que se complican, se hacen más duras o más frías, se protegen, ya no se arriesgan. El enemigo público número uno en estos días es el amor y con justa razón. El amor está en vías de extinción.
-No estoy de acuerdo.

Nuestra historia fue breve pero hermosa. Un día te dije que lo que empieza siempre termina y lo que nos corresponde es tratar de hacer ese lapso lo más largo y bello que se pueda. En ese instante parecías tan convencida. En ese instante estaba yo tan ciego.

-Si un día llego a tener una hija le voy a poner de nombre Luisa. No sé si la mamá este de acuerdo o no, pero haré lo necesario para que le guste y lo acepte. Ella será el receptáculo de todo mi amor y toda mi vida y muy en secreto, muy en silencio será el recuerdo de lo que pudo ser contigo; será mi forma de rendirle tributo a lo que sentí por ti; porque el amor no se destruye, no se muere y después de tanto lo voy a encapsular y lo voy a regalar a quién si lo agradecerá. Cuando mi Luisa me sonría seré la persona más dichosa y me rendiré a su pequeña mirada y la tomaré entre mis brazos y le cantaré una canción que le gustará y me volverá a obsequiar su hermosa sonrisa y así poco a poco se quedara dormida y soñara con mundos de colores donde el amor siempre triunfará.

Claro que no me arrepiento. Nunca tuve nada que perder y, en cambio, gané mucho. Aprendí cosas nuevas, conocí lugares extraños y fui tus primeras crepas de fresa. Con todo y bolas de azúcar asesinas. La sorpresa en tu cara el día que te mandé flores era sincera y a lo mejor fue uno de los dos momentos en que no me mentiste. El otro fue cuando me dijiste tu nombre.

La teoría de los universos paralelos es mi mejor posibilidad. En un universo infinito gobernado por los efectos cuánticos, lo más posible es que se repliquen un número infinito de otros universos, en donde muchos serán totalmente diferentes al nuestro, pero en donde también muchos serán muy parecidos y otros muchos serán exactamente iguales en donde existirán personas exactamente iguales a nosotros ya que los elementos de los que estamos hechos y las posibilidades de que se combinen entre ellos están limitadas, son finitas. Y la teoría dice que en esos universos se darán las cosas que en este que vivimos no se pudieron dar. Si en este universo decidimos ir a la derecha en un universo paralelo habremos decidido ir a la izquierda y así hasta agotar todas las posibilidades. Entonces en algún universo paralelo tú y yo estaremos juntos, seremos felices y seremos eternos. Como nunca te atreviste en este.

El futuro no está escrito y la vida a veces te puede sorprender. Tal vez no era nuestro tiempo, tal vez no era esta nuestra vida. No importa. Vendrán otras vidas y en alguna de ellas te voy a volver a encontrar. Igual y seremos diferentes, en otros cuerpos, con otros nombres. Por eso no te digo adiós. Mejor te voy a pedir un favor. Prepárate, ponte guapa, practica la mejor de tus sonrisas y vístete de sinceridad. Me vas a reconocer muy fácil porque seré el que más te va a amar. Hoy, mañana y siempre. 

lunes, 25 de noviembre de 2013

No es justo!


El primer hecho es que la vida es injusta.
La definición de "Justicia" viene del latín y define a "la virtud cardinal que supone otorgar a cada uno aquello que le pertenece o le concierne". En un sentido religioso la justicia es "un atributo que le pertenece a Dios y que le permite ordenar las cosas de acuerdo a merecimientos". En la vida real por supuesto esto no existe. Y no existe porque cada uno supone o cree que merece un montón de cosas casi por el simple hecho de ser quien uno es. Si fuera por méritos, la mayoría de la gente, por no decir todos, tendríamos o muy poco o casi todo. Aparte tendríamos que definir primero que es un "merecimiento" y la escala para tener o dejar de tener algo. En los cumpleaños siempre nos regalan cosas y nos felicitan por el simple hecho de haber nacido y está bien, digo, es nuestra cultura y ayuda a la economía, pero, por ejemplo, cuando hacemos una cosa que se pudiera considerar "buena" nadie lo nota y en cambio, si te equivocas o haces algo malo, lo más seguro es que más de uno te lo reprochara y será recordado por toda la vida (¡y más si tienes el mal tino de hacérselo a una mujer!). La vida está llena de ejemplos en los cuales vemos como les parece ir muy "bien" a la gente que actúa de mala fe, que mata, que roba, que se drogan, que engañan, que lastiman, que mienten, etc. Hablando de dinero y de la gente que tiene mucho dinero, puedo decir que es prácticamente imposible que lo hayan obtenido de una manera lícita o, al menos, no hayan hecho cosas "no tan buenas" para tener ese nivel. Pero el dinero no lo es todo ni es la felicidad, al menos eso es lo que dicen los que lo tienen. La vida también nos ha enseñado que la gente sufre en cualquier posición social o económica y vemos por ejemplo como grandes artistas, millonarios y famosos sufren terriblemente en sus vidas personales con problemas de drogas, soledad, suicidios, depresiones y adicciones sexuales entre muchas cosas más. Y es entonces cuando ellos dicen que la vida no es justa.
Del otro lado de la moneda estamos la gente "normal". La gente que no somos famosos o al menos, que no tenemos un nivel global de reconocimiento. Aquellas personas que salimos a trabajar todos los días, que tenemos un sueldo, que tenemos deudas, que tenemos ilusiones y problemas más o menos "comunes". La mayoría de nosotros vemos como la justicia nos pasa rozando de la misma forma que lo hacen el infortunio, la suerte, el amor y la enfermedad. A veces nos pegan de lleno y a veces creemos que es lo que merecemos o lo que nos pertenece, ya sea bueno o malo. Yo puedo creer que por no hacer "cosas malas" me podría merecer sacarme el premio gordo de la lotería o el "melate" pero siendo realistas sería más fácil y mucho más probable que me cayera un meteorito en la cabeza (¡y quizás más justo!). La gente "normal", debemos vivir de "milagros" más que de esperanzas o de esperar lo "justo". Cada día es un milagro que nos alcance para comer o no ser asaltado o herido por las calles. Milagro muy socorrido es aquel cuando alguien no intenta aprovecharse de ti o hacerte pasar un mal rato. Del amor mejor ni hablo ni lo invoco. Al final estamos atados a un mundo donde el caos y la causalidad son la norma y somos peones de una serie de situaciones que nos hacen creer que nosotros tenemos la posibilidad de elegir cuando la verdad cosas como la libertad y el libre albedrío no existen.
El hecho de que la vida no es justa quizás pueda ser lo mejor que le haya pasado a la humanidad. El desequilibrio que esto causa ha sido el motor de toda la evolución del ser humano. Alguien no considero justo comer la comida fría o pasar fríos y fue como el hombre primitivo tuvo el valor para dominar el fuego. Alguien considero que no era justo que la gente muriera de enfermedades e invento la penicilina. Otra persona considero que no era justo no poder viajar a otros lados e invento el automóvil. Y así, a través de las épocas hemos perseguido lo que consideramos "justo" y podemos creer que lo hemos conseguido, pero como les he venido diciendo, la vida no es justa y si, tenemos la penicilina y los coches, pero nos los venden. Y está bien, porque esto significa que han investigado, puesto empresas, generando trabajos, mejorando los procesos, etc. Lo que no es justo es que a los trabajadores los exploten, tengan malos salarios, las investigaciones sean sesgadas, que nos vendan el producto con un margen muy amplio de ganancias para los fabricantes, que los dueños sean tan inmensamente ricos y especulen con sus ganancias. Al final de cuentas, nosotros, la gente "normal" casi no nos damos cuenta de todas estas cosas y la verdad ni nos deben de importar. Así es el mundo y así hemos crecido. Sobrevivimos a la injusticia y si nos quejamos nos puede ir peor así que para qué moverle.
En las once reglas de oro de Bill Gates, la regla número uno es: "la vida no es justa, acostúmbrate a ello"; y tiene toda la razón, pero creo que todos estamos acostumbrados a ello aún sin querer. A modo personal mi filosofía es más la de Calvin (de la tira cómica de "Calvin y Hobbes" del autor Bill Watterson) y dice más o menos así: "la vida no es justa, pero me conformo con que sea injusta a mi favor".

miércoles, 13 de noviembre de 2013

Interludio


A veces pienso en que sería si hubiera optado por una vida "normal". Haber estudiado una carrera de medicina o arquitectura. Tener una mujer que me espere y me haga una buena cena. Salir a pasear los fines de semana con los niños al bosque o al cine. Sentarme en el sillón y ver como corretean los nietos con el perro y al fin poder descansar con la satisfacción de haber vivido una vida plena. Pero eso nunca sucederá. La sangre sigue brotando de mi nariz y la pierna que tenía paralizada comienza a regresar a la vida lentamente. Tomo un poco de aire y todavía en el suelo y rodeado de una obscuridad casi total, me deshago de esos sueños que no serán. La verdad es que soy un cazador. Frío, implacable, calculador. Nunca llegare a viejo ni veré a los nietos; es más, ni siquiera tendré esposa o hijos. No puedo darme ese lujo. Entre menos vínculos afectivos o materiales tenga es mejor para lo que hago. Los demonios que cazo no tienen piedad y buscarían cualquier cosa para hacerme daño, para hacerme pagar.
Reviso mi arsenal y me doy cuenta de que no tengo todo lo que quisiera. Al menos mis cuchillas siguen tan filosas y dispuestas como siempre y eso me da un poco de tranquilidad. Echo la cabeza hacia atrás por unos momentos para intentar detener el flujo de sangre que se escurre por mi nariz, la cual ya perdí la cuenta de cuantas veces ha sido rota. El compuesto reparador que el buen "doktor" me inyecta regularmente contiene una sustancia que mejora mis condiciones naturales de sanación y el efecto realmente no es muy agradable, pero me quita un peso de encima. El aire regresa a mis pulmones y mi respiración comienza a tener un ritmo cada vez más a modo para seguir con la tarea que me ha sido encomendada. Antes de seguir debo resolver el problema de mi pierna. El veneno de las "ellas" es fuerte y afecta localmente a los nervios del área en donde te atacan. A decir verdad, fui afortunado en que haya sido la pierna derecha y no la garganta. A pesar de que la protección de kevlar que tengo no se desgarra, si esta rebanada por tres garras, pero solo un fue lo suficientemente profunda para penetrar en mi piel. El veneno "per se" no tiene antídoto, pero hay una forma más sutil de rebasar esta contingencia. Activo la cuchilla de mi brazo izquierdo y desconecto un pequeño cable de mi intercomunicador del antebrazo y lo "puenteo" a la cuchilla. Lentamente y con cuidado coloco la punta de mi cuchilla en la superficie de la herida en mi pierna derecha y oprimo un botón color amarillo que tiene un pequeño relámpago dibujado en su superficie. En un instante recibo una descarga de 360 Julios que provoca un sobre flujo de corriente en los nervios de mi pierna y como pasa con los "desfibriladores" del corazón, reviven y reconectan mi pierna al sistema nervioso central.  El dolor que siento me hace sentirme vivo de nuevo y a la vez me recuerda la cantidad de demonios que me quedan por aniquilar. Hasta ahora todo ha sido "un paseo en el parque" en comparación con lo que está por venir, pero todavía tengo unos cuantos trucos bajo la manga y los "gadgets" más sorprendentes que serían de la envidia del mismísimo James Bond y "Q". Pero a comparación de ellos, yo sí tengo un trabajo y no un hobbie.

jueves, 7 de noviembre de 2013

En mil pedazos



Ya es hora de cambiar. Si, me equivoqué y ejercí mi derecho. Creí en alguien y simplemente no correspondió. Este viejo corazón ya no da más y es hora de dejarlo. Es tiempo de lamerse las heridas y dejarle al tiempo mismo hacer su magia. No se olvida, solo se supera.
Ahora estoy vencido, cansado y decepcionado. Pienso que sería mejor ya no seguir. Vivo en un mundo cruel y anduve con el corazón descubierto, creyendo en personas que no lo merecían, amando a las mujeres equivocadas. Ya no más. En lo más profundo de la obscuridad me rindo y saco lágrimas acumuladas durante siete años. Eran infinitas. El amor para mí solo significa dolor, miedo, abuso, decepción. La felicidad efímera que te da es solo un espejismo alevoso y ventajoso que te regala un boleto directo al infierno. Y no se vale.
Hoy es tiempo de luto. De replantear las cosas, de partirme en mil pedazos para volver a inventarme. En el fondo del pozo, mal herido y sin ánimos, cuando nadie te ayuda es mi obligación levantar una mano y jalarme a mí mismo hacia arriba. La ascensión será larga y muy complicada, tal vez ya no logre llegar, pero debo intentarlo. Ya no hay más opciones.
Por ahora todo es soledad y obscuridad. Por ahora no creo en nadie, perdí la Fe. El amor casi me mato y lo veo ahí, cuchillo en mano, burlándose de mí, de mi estupidez. Ríete maldito, ríe lo más que puedas, disfrútalo. Regodéate con mi dolor. Me lo merezco. Solo contéstame una pregunta, ¿por qué me dejaste vivo?

Tiempo de ti.

  Estoy viviendo con el tiempo prestado. Ya me lo dijo; así, a quemarropa, sin tocarse el corazón. Se va a ir y no importa lo que yo haga o ...