lunes, 9 de noviembre de 2015

Cupido y yo



 La relación con mi cupido a lo largo de toda mi vida ha sido, digamos, "extraña". Y digo "mi cupido" porque pienso que todos tenemos uno distinto de los demás; algo así como cada quien tiene su ángel de la guarda. Al principio pensaba que el cupido que me había tocado era medio pendejo, pero con el pasar de los años he conocido gente a la que en verdad les tocaron cupidos extremadamente pendejos, así que creo que no puedo quejarme mucho de la pendejez de mi cupido. Creo que debe ser un requisito esencial ser pendejo para ser cupido, así como lo son ser ciego y ser gordo.
  Algo que debo de decir en favor de mi cupido es que siempre ha tenido buen gusto, cruel, pero buen gusto, al fin y al cabo. Eso de que te enamores de mujeres que son como mínimo "casi imposibles" a "super imposibles" no está nada padre. Y claro que algo que podría ayudar un poco sería el hecho de que yo fuera algo así como un super galán pero la triste realidad es que no lo soy, al menos no para los estándares de ahora. Y, aun así, creo que no me ha ido tan mal pero no gracias a mi cupido. Si he logrado algo ha sido por esfuerzo propio y quizás alguna vez ayudado por circunstancias muy raras que ni yo he comprendido bien a bien. Tal vez aquella niña de los ojos azules solo me hizo caso para ver que se sentía salir con alguien morenito o aquella chica que utilizaba su corazón para congelar gansitos pensó que era buena idea congelarme a mí. Ahora que lo de la bailarina exótica tengo que aclarar que, si sé que paso, pero prefiero no contarlo. Otro caso chistoso fue el de la colombiana que quería legalizarse y me vio como trampolín para ser mexicana; lástima que la caché en la mentira y todo gracias al "facebook". Mi cupido será pendejo, pero yo no lo soy...tanto.
  Hubo un tiempo en que esas flechas que traen todos los cupidos y que están impregnadas del veneno más mortal conocido por el hombre, parecían ya no surtir efecto en mí. Mi cuerpo después de tanta vapuleada y madrizas indiscriminadas desarrollo antídotos para el amor. O eso creía. El maldito gordo yo creo que se enojó al verme tan feliz y como todos los cupidos llevan clases de química orgánica avanzada y un taller de "vudu para dummies" hizo más potente el veneno de sus flechas y para mi buena fortuna o para mi desgracia (todo es cuestión de perspectiva) surtió un efecto poderoso y de muy larga duración. Lo bueno es que siguió con el buen gusto y hasta puedo decir que ahora si se lució. Escogió a una mujer bella, inteligente y para fines prácticos, perfecta. Lo malo es que esta dentro de la categoría de "super imposibles". Ya me ha mandado de vacaciones con todo pagado a la "friendzone" y no una sino dos veces, pero siendo sincero no me importa mucho; digo, eso me convierte automáticamente en el presidente constitucional de la friendzone por toda la eternidad y tengo pensado cobrar muchos impuestos, pero esa historia la contaré en otro momento. El caso es que a pesar de que mi cupido es pendejo y cruel y que no me tiene en muy buena estima, tengo que agradecerle por haber hecho el milagro más grande que puede existir en la vida de cualquier ser humano. Hoy amo a una persona que sé no podrá hacer lo mismo por mí y sabiéndolo aun así la sigo adorando. Los momentos que paso a su lado me hacen inmensamente feliz y verla reír, ver su cabello, ver su seguridad hacen que me sienta dichoso. El amor en tiempos de las redes sociales, del buen fin y de los smartphones se está volviendo cada vez más escaso, cada vez menos. No sé si algún día desaparecerá del todo, pero en mi ha surtido un efecto que me impulsa a ser mejor como persona aún en contra de mi propia voluntad.
  La leyenda cuenta que cupido trae dos tipos de flechas, unas con la punta de oro que hacen que te enamores y otras con punta de plomo que hacen que olvides. Prefiero mil veces sufrir por amor que aceptar el olvido. Y tengo una certeza: Mi cupido es tan pendejo que seguro perdió las flechas con punta de plomo.
  Se parece a mí.

miércoles, 21 de octubre de 2015

El día de vuelta



Y por fin llego el día. El azul del cielo, las blancas nubes y la suave brisa predecían lo perfecto de nuestro encuentro. Después de tanto esperar.
  Te compré un ramo de las rosas más rojas y olorosas de la florería. Me puse zapatos por primera vez desde el día de mi graduación de la ingeniería y los limpié y lustré hasta que brillarán más que una estrella; no me siento muy cómodo, pero a ti te gusta verme así. Era el día de vuelta, el día que volvería a verte.
  Pero nunca llegaste. Miré el calendario. Culpé al reloj. Maldecí al destino. De todas formas, jamás te volví a ver. Algunas lágrimas brotaron de mis ojos y entendí que estaba bien. El frio no me era ajeno. Todo estaba en su lugar.
  Hay historias que tienen que contarse en el silencio, caminos que deben andarse en solitario, vidas que vivirse sin compañía. Esa es mi historia, mi camino, mi vida. A veces los anhelos tienen que volverse sueños imposibles y dejar de soñar es la mejor medicina. El amor no es para todos. La felicidad de un beso se nos niega a los extraños y a los locos. El calor de un hogar no es una posibilidad en vidas tan descompuestas, tan libres.
  Me fui de ahí. Las flores las regale a una hermosa abuelita que esperaba a sus nietos y al llegar al carro me cambie los zapatos por mis tenis viejos y sucios. Me sequé las lágrimas y me despeiné un poco. Alcé la vista hacia la carretera y tomé rumbo hacia el sol. Al final solo eras un espejismo que, con el tiempo, como las flores, se iba a marchitar. 
Un día llegaría en el que al despertar ya no te vería tan guapa. 
Habría una noche en la que mis manos ya no desearían tu cuerpo.
Y solo quedaría el egoísta de mí. 
Y me odiarías.


jueves, 11 de junio de 2015

El último Julio



El último Julio fue maravilloso. En medio de la lluvia y el calor del verano la vida se podía respirar. El mundo parecía más bello y verla sonreír me elevaba el alma. Su mirada felina de ojos pequeños y amielados me quitaban el aliento cuando los veía acercándose hacia mí. Sabía que eso era el preámbulo a un sinfín de besos y caricias que se extenderían más allá de nuestros cuerpos físicos. Oleadas de orgasmos y la tranquilidad que esto conlleva al finalizar una lucha por la conquista del amor; un amor que no era puro ni sincero, pero al fin y al cabo ¿quién en este mundo lo es? ¿Quién puede esgrimir el amor perfecto? Nadie. Uno tiene que aprender a vivir con lo que hay y para ella y para mí, eso era lo que había. Y así estábamos bien.

Nos hacíamos el amor a toda hora. A ella le gustaba ser exhibicionista. Le excitaba que alguien más nos viera. La adrenalina que esto le provocaba le hacía que fuera más lujuriosa y su cara de niña inocente simplemente me volvía loco. Me mordía los labios hasta que sangraban y yo en cambio mordía sus pezones con miedo a lastimarla, pero ella me pedía que no parara. Sus uñas se clavaban en mi espalda cuando estaba dentro de ella y le gustaba que la nalgueara fuerte. Su voz aguda y baja emitía notas que ni los mismos ángeles podrían lograr. Sus gemidos pintaban una escenografía digna de la mejor puesta en Broadway y su sonrisa al final era la cadena que me colgaba para no dejarla ir. Me tenía amarrado a ella. Estaba amarrado a ella. Y eso por Dios que me gustaba.

Una vez me dijo, cuando terminábamos de hacernos el amor, que quería un hámster. la miré con ojos de "¿Te volviste loca?" y se rio y yo me reí. Reímos en la cama y al día siguiente éramos tres en nuestra pequeña guarida. Ella Amaba a los animales y a veces eso justificaba el por qué ella me amaba. En su extraña manera. Al principio yo solo quería su cuerpo. Al poco tiempo descubrí que ella me había elegido a mí. En su torcida y sexosa mente ella me tenía muy claro, solo que no me había descubierto. Hasta ese Julio. Hasta en esta vida.

Siempre me prometió que me haría de comer. Quería complacerme de otras maneras porque sabía que el sexo pronto se volvería rutina y no tenía en sus planes que yo me fuera. Su abuela le dijo alguna vez que para conservar a un hombre tenía que tenerlo bien cogido y bien comido. Pinche vieja sabia. Pero eso nunca ocurrió. Ella era casada. Vivía separada de su marido psicótico y enfermo. Cuando la conocí ella se había ido a vivir con su hermano y su cuñada y quería huir de su descarriado pasado. Me le atravesé en su camino como se atraviesa una estrella fugaz al mirar el cielo. Me reconoció enseguida y se aferró a mí. A mí que soy una estrella perdida. Un completo fracasado en el amor y que nunca lloro por nadie. El destino no pudo haber sido más irónico y más cruel.

Tampoco he llorado por ella. Su final estaba escrito y tenía que ser trágico, así como lo había sido su vida. No se puede escapar de tus decisiones. Nadie sale impune de esta vida. Nos dimos tanto placer que la tristeza aun no me alcanza, pero ya la siento cerca. Por las noches que siento frio extraño su sexo cálido y perfectamente depilado. Ahí donde mi lengua se perdía y la hacía explotar en gritos de placer. Extraño su risa triste, delicada y poco frecuente. Aquella risa que me decía entre líneas que la cuidara, que la quisiera, así como era ella porque no iba a vivir mucho y no quería extinguirse en el olvido.

Al final yo también la llegue a amar. En mi sucia y rebuscada forma. No tengo ninguna foto de ella y creo que es mejor así. Hay personas y hay momentos que no pueden salirse nunca de ti. Ella ya no está físicamente, pero vive aquí, en un rincón luminoso de mi obscuro corazón. Me dio vida cuando me encontró perdido en aquella ciudad extraña. Yo solo pude darle un hámster.

Creo que quedamos a mano.

lunes, 11 de mayo de 2015

Volar ligero


Los recuerdos pesan. El pasado pesa. En especial los malos recuerdos y el mal pasado. Todos tenemos cosas que no superamos, que no olvidamos, que no queremos soltar. Y luego vienen y te dicen que "todo estará bien", "lo mejor está por venir", "Echale ganitas", "eres buena gente", "Nada es imposible", "Mereces ser feliz", "ya pasará", "No era para ti" y un montón de cosas más que en verdad ni nos hacen sentir mejor y que casi nunca llegan a ser ciertas. Por ejemplo, el "Échale ganas"...O sea, ¿Quién tiene ganas de "echarle ganas" cuando te desilusionan, te decepcionan, te lastiman o te mandan a la fregada? Nadie.
De igual forma nadie olvida. Que nos hagamos tarugos con las cosas que nos hicieron es otra cosa y el perdón pocas veces es con la intención de ser honesto. Quizás lo que nos pase o deje de pasar es consecuencia de nuestras elecciones de vida, de cómo tomamos decisiones y de cómo tratamos a los demás pero eso tampoco llega a ser tan verdadero en la realidad. La vida nunca es justa y le da a los que no merecen y le quita a los que nada tienen. Aparte nunca se tiene todo lo que se quiere y lo poco que llegamos a tener no lo valoramos. Despreciamos las cosas buenas y simples en un afán por perseguir nuestros sueños que en realidad no son nuestros sino de alguien más o que nos "metieron" en la cabeza a base de prejuicios y falsas creencias, en base a la mercadotecnia y a la satisfacción inmediata. Actuamos y decidimos no en lo que nos gustaría sino en lo que los demás piensen de nosotros y disfrazamos a "nuestra libertad de elección" en un triste y pobre argumento que esconde todos nuestros traumas e inmadurez.
Ser humano es complejo. Ser feliz no es gratis. Triunfar es un pecado imperdonable. Hacer las cosas bien es casi imposible. Me pregunto si la gente que dice ser feliz en realidad lo es; o más bien, por cuanto tiempo lo es...Yo soy feliz cuando hago algo que me gusta, pero en un día normal también me deprimo y me enojo y me dan ganas de golpear a alguien o de gritarle sus verdades a alguien más y también soy hipócrita con otra persona para lograr algo y también miento para salir de una situación incómoda y hago uno o más comentarios misóginos o racistas o insulto a alguien queriendo hacerlo. Y si pudieran oír lo que pienso todos los que me conocen dejarían de creer al instante que soy buena gente. Al final resulta que en un día normal son muy pocas cosas que hago que me gusten y por ende soy feliz muy poco tiempo en un día. A veces no hago nada que me guste en un día. O en varios. Ahh! pero eso sí, cuando alguien me pregunta que como me va, automáticamente contesto con un "muy bien, gracias"...Y la mayoría somos así. Hasta ahora nadie me ha respondido con un "híjole, me siento del nabo, la verdad estoy triste porque el cruz azul no califico a la liguilla" o cosas así. Y nadie lo hacemos porque si decimos la verdad nos va a ir mal. Nos vamos a ver débiles, faltos de carácter, flojos, incompetentes, malos, mediocres, poco serios, tontos, impotentes, quisquillosos o revoltosos. Pero si decimos que nos va bien, lo único que los demás pensaran será un "que pinche envidia y a mi que me está yendo de la verchs" y nos sonreirán.
Al final no se trata de quedar bien con nadie. Eso lo he aprendido a madrazos y muchas decepciones. "Si quieres fracasar en la vida intenta caerle bien a todos" es una frase que alguien dijo y creo bastante acertada. Con todo lo que he escrito bien se puede pensar que soy amargado y que recién me mandaron por un tubo y ciertamente así fue. No me da pena decirlo. me daría pena dejar pasar al amor de mi vida. Me daría pena ser quien no soy solo para agradarle a alguien. Me daría muchísima pena anteponer el "qué dirán" de los demás antes de pensar en lo que a mí me gustaría.
Hoy quiero volar ligero. Dejar recuerdos, pasado, prejuicios y rencores atrás. Son un lastre muy pesado. Quiero ser sincero primero conmigo y después con quien lo merezca. Quiero amar a alguien que está dispuesta a hacer exactamente lo mismo porque es lo que nos merecemos. Nadie se merece las migajas del amor, aunque muchos con eso se conforman. Yo no. Si doy todo es porque lo quiero todo. En todos los aspectos. En lo bueno y en lo malo. Igual y me quedare solo, pero eso no me preocupa. Sería peor estar con alguien que no quiere estar o esta solo por conveniencia.

Volar ligero. Volar alto. Volar lejos.

martes, 5 de mayo de 2015

La chispa adecuada


Miro al cielo y los veo a todos. A todos sus fantasmas. Vagando por el mundo sin saber que fue lo que pasó. Y lo que les paso fui yo.

Al principio era algo divertido. Yo era aún un niño y no comprendía el alcance de las cosas. La primera vez que sucedió fue extraña pero la recuerdo tan clara como si hubiera sido ayer. Era la fiesta de cumpleaños de mi amigo Carlos, compañero de la primaria. Todos sus amigos y familiares estábamos celebrando y los niños jugábamos y corríamos por todos lados. Su hermana, Alma, que era un año mas grande que nosotros, nos encerró en un cuarto obscuro a Carlos y a mi. No sabíamos que dentro del closet estaba otro niño con una mascara de lobo listo para asustarnos. Mientras yo intentaba abrir la puerta Carlos le gritaba a su su hermana que nos dejara salir y de pronto que el niño con la mascara sale de su escondite por detrás de nosotros. El miedo y la sorpresa nos hicieron gritar y yo caí al suelo, comencé a temblar y los latidos de mi corazón asemejaban a tambores. El niño escondido se quito la mascara y comenzó a reír ofensivamente. Mi vista se enfoco a la mascara y sentí un flujo de sangre que recorría todo mi cuerpo y explotaba en mi cabeza. Me desmayé. Los papás de Carlos y otros papás corrieron a ver lo que pasaba y vieron dos cosas que no olvidarían nunca: un niño desmayado y otro niño viendo atónito como una de sus manos ardía junto con la mascara de lobo tiradas las dos en el suelo.

La gente le dice "Piroquinesis". Después de ese evento desafortunado, intenté recrearlo en algunas cosas como por ejemplo un pedazo de madera o una revista pero nunca lo logre. necesitaba estar en una situación angustiosa o de peligro para que se "activara". No era como el los comics o en las películas que con solo decir "llamas a mi" o "Shazam" me prendiera fuego y volara o mis ojos ardieran y pulverizara a quien yo quisiera. Eso hubiera estado genial y varios profesores y vecinos habrían desaparecido desde hace mucho tiempo. Mas que controlarlo, aprendí a detenerlo ya que los síntomas antes de que sucediera eran muy dolorosos y con ayuda de controlar la respiración y tratar de no exponerme a emociones fuertes, el problema parecía estar bajo control.
Pero hay situaciones que nunca esperas.
Alana era hermosa y de sonrisa suave. Decía que yo le gustaba por ser tan tranquilo y siempre ir a la segura. Respetuoso y un buen ser humano. Después de casi tres años de novios nos comprometimos y nos casamos. En la iglesia casi provoco una tragedia por el estres que sentía y estuve a punto de incendiar a todos los presentes. Al menos si me quede con las ganas de freír a mi suegra, la cual me odiaba y según ella, no era digno de su hija, quien merecía casarse con un príncipe suizo, rubio, de ojos azules, de dos metros de alto y con mas dinero que ego. Yo era morenito, flacucho, cuatro ojos y con un trabajo medio decente. Alana estaba loca pero al menos no sentía pena por lo que los demás dijeran. o pensaran; al menos en ese tiempo.

Pasaron los años y las cosas como en cualquier relación a veces son buenas y a veces son malas. Una noche Alana y yo discutimos sobre algo poco importante pero nos fuimos enojados a la cama. A la mañana siguiente me apresure para ir al trabajo y salí de casa antes de que ella despertara. Nunca salía a casa para ir a comer pero esta vez decidí ir y arreglar la diferencia de la noche anterior. En el camino compre un ramo de flores y algo de sushi que tanto le gusta a ella. Al llegar a casa, todo fue como en una clásica película de traición. El típico auto desconocido afuera de la casa. El típico hombre que entra y escucha ruidos extraños en la recámara de arriba. La típica escena de su mujer teniendo sexo con su antiguo ex novio que resulta ser rubio, fornido y medio calvo. Lo que no fue típico fue como al principio el ramo de flores que yo llevaba en las manos comenzó a vibrar y a brillar de una manera casi hermosa. El fuego se extendió lentamente hacia la cama y vi con un placer enfermo como los dos cuerpos se retorcían en mi infierno particular. El cuento habría acabado con final feliz si me hubiera detenido en ese momento. El fuego siguió expandiéndose hacia fuera de la casa y algo dentro de mi se dio cuenta que las cosas no iban bien. El dolor en mi cabeza se hacia mas fuerte a tal grado que me hizo doblarme y caer al suelo de rodillas. Las llamas me rodeaban y no veía mas que fuego en cualquier dirección. Sentí una punzada en la nuca que me atravesó la cabeza y grite con tanta fuerza que destroce mis cuerdas vocales. No podía respirar así que intenté salir y casi arrastrándome lo pude lograr. Todo era fuego. El cielo era fuego. Quería pararlo. Deseaba pararlo pero ya no era yo el que tenía el control. Eran mis fracasos, era mi dolor, era mi rencor contra todos lo que avivaba el fuego.

Todo arde. Creo que los mate a todos. Ahora tienen el infierno que bien se merecían.

lunes, 20 de abril de 2015

Solos


Sin lugar a dudas, una de las preguntas que siempre han sido importantes en la historia de la humanidad es la de si estamos solos en el universo; esto es, si existen otros seres, otras razas u otras inteligencias en cualquier otra parte. En la antigüedad, los primeros grupos de humanos pensaban que las estrellas eran "fogatas" de otros humanos que vivían muy lejos y solo el brillo de estas era visible. Hemos avanzado mucho en los últimos cinco mil años y si somos justos, los últimos cien años han sido de un crecimiento exponencial tanto en la cantidad de humanos que habitamos el planeta, así como en el progreso que hemos hecho. Hace cien años no existían aviones y hoy recién una nave espacial hecha por los humanos acaba de abandonar los límites del sistema solar, tenemos varios robots sobre la superficie de Marte y hemos aterrizado una sonda en un cometa en pleno vuelo. Decirlo es sumamente fácil, pero realizar estas cosas suponen un alto grado de conocimiento, de técnica y de ingeniería aplicada. Ahora imaginen lo que pudiera hacer una inteligencia con, digamos, unos cien mil años más avanzada que la nuestra. o quizás un millón de años.
Ciertamente vida en el universo hay a montones, incluso en nuestro sistema solar se presume que debe haber vida microbiana en las lunas de Júpiter y Saturno. Los componentes esenciales de la vida están por todos lados ya que se forman en las estrellas y viajan por todos lados. Pero vida inteligente y capaz de hacer ciencia y tecnología es otra cosa muy distinta. Hasta ahora y a pesar de todas las historias que hay, solo nos hemos encontrado con el más frío y obscuro silencio.
Recién se acaba de dar a conocer un estudio en el cual se informa que, después de una búsqueda en más de cien mil galaxias cercanas, no hay evidencias de civilizaciones super avanzadas. ¿Y qué es una civilización super avanzada? Pues según los científicos, una forma práctica de catalogar a una civilización es por su consumo de energía y la fuente de donde la toman, por ejemplo, la humanidad en su conjunto, tenemos consumos de energía relativamente bajos, pero está creciendo a un ritmo acelerado y esa energía la tomamos de nuestros recursos naturales disponibles en el planeta, tales como petróleo, carbón, gas, madera, agua. De esta forma, estamos en camino de llegar a ser una civilización tipo I, la cual aprovecha todos los recursos de su propio planeta. Una civilización tipo II será aquella que su planeta ya no será suficiente para darle la energía que necesita y entonces recurrirá a su fuente de energía más cercana que será su propia estrella. Cuando el petróleo, el gas y el carbón se acaben aquí en la tierra (cosa que no tardara mucho si tomamos en cuenta la forma en cómo vamos) tendremos que construir cosas para captar la luz del sol de una forma mucho más eficiente que lo que hay ahora. Poner celdas solares será cosa de niños. Para aprovechar correctamente la luz del sol se tendrán que construir "esferas de Dyson" que no es más que una "jaula" o un "anillo" alrededor del sol y transferir la energía captada a la tierra. Se cree que aún nos falta algo de tiempo para llegar a esos niveles de tecnología, pero quizás en unos dos o tres siglos podamos alcanzar ese nivel. Y una civilización tipo III requeriría toda la energía de su galaxia para sobrevivir y obvio que tendría que usar cosas que ni podemos imaginar para proveerse de tal cantidad de energía. Una civilización tipo I es casi imposible de detectar ya que seria "invisible" para encontrar a distancias tan grandes como las que nos separan (por esa razón creo que los cuentos de ovnis y marcianos visitándonos en un poco medio no creíble) pero una civilización II y con mucha más razón una III serian fácilmente localizables ya que su "huella" tecnológica no pasaría desapercibida. 
Imaginen una fogata. Como lo hacían nuestros ancestros. Si se prende una fogata y no hay nadie alrededor la luz de esta fogata será visible desde muy lejos y el calor que genera será proporcional a su tamaño. Ahora imaginen que a esa fogata se acercan cinco hombres (¡bueno, tres hombres y dos mujeres para no discriminar!) y se sientan alrededor de ella. La luz que le llega a un observador lejano será menor, pero si este observador tuviera un instrumento para captar el calor notaría que este se incrementa ya que la presencia de las personas alrededor de la fogata eleva la temperatura. Pues usando una técnica más o menos así, se revisaron cien mil galaxias para ver si había alguna "super civilización" pero no hubo resultados. ¿Esto es bueno o malo para nosotros? Pues depende. Es bueno porque al menos sabemos que no existen cosas como un "imperio galáctico" que pueda querer quedarse con las mujeres de la tierra, mmmm, ejem…digo, que quieran llevarse nuestro oro o nuestra agua. Siendo objetivos, "la estrella de la muerte" sería un juguete para una civilización tipo III.  Y retomando, también es malo, ya que hay dos cosas por las cuales no habría civilizaciones II o III; la primera es porque aún no hay quien haya llegado a esos niveles o la segunda porque se auto destruyeron en el proceso de llegar.
Ser los únicos en el universo es un privilegio que debería asustarnos. No ser los únicos también tendría que ponernos a pensar. Si estamos solos y somos los únicos seres conscientes de su entorno, la responsabilidad que tenemos para con nosotros es abrumadora. En tantos cientos de miles de millones de galaxias y en tanto tiempo que aún espera, estamos tomando un camino muy peligroso y dejando a un lado la oportunidad de decirle al universo que no fue solo buena suerte. El consuelo es que tenemos la capacidad de corregir el camino. Somos seres muy grandes tanto para hacer bien como para hacer mal. Si hay alguien más allá afuera, entonces quizás dejemos esta pesadumbre que nos invade y sea motivo de alcanzar nuestro potencial y ser una mejor especie tanto para nosotros como para todos los que habiten en este cosmos vasto y lleno de sorpresas.

lunes, 13 de abril de 2015

A ti


Te quiero así, egoístamente, solo para mí,
más que todo y más que a nadie, te quiero así.
Para darte todo, para besarte toda, para hundirme en ti.
Sin frenos ni límites, sin espacios y sin excusas, sin miedos ni fantasmas.

Te quiero así, desesperadamente, solo para mí,
para siempre y desde siempre, contundentemente.
Te quiero mía, te quiero cerca y te quiero lejos
te quiero como se quiere en las poesías, en los cuentos, en la vida.

Te quiero así, imposiblemente, amor de fantasía, amor de mentira,
que duele si te tengo y mata por perderte, que muere por verte.
Te quiero así y que más da si te importa, tu desprecio me hace fuerte,
tu insolencia es mi castigo, de lo que tanto había huido.

Te quiero así, profundamente, sin pedirte nada, sin saber de ti,
cómo se quiere a la madre, a la patria, al futuro
cómo se odia al pasado, a la libertad, a tu indiferencia.
cómo se ama a quien solo sabe darte tristeza.

Te quiero así, infinitamente, nunca para mí,
y te extraño como la flor a la primavera, como se extraña Abril en Septiembre,
no quiero esperar a otra, te quiero a ti, ¿por qué solo a ti?
maldita vida, maldita suerte...Te quiero solo a ti.

lunes, 5 de enero de 2015

La noche de Reyes


No había otra noche igual de emocionante y esperada. Mis papás nos mandaban a dormir desde las ocho de la noche y ese día ni se nos ocurría portarnos mal o hacer alguna travesura o resongarle a mamá. Obvio que ella se aprovechaba un poco y nos hacía comernos las verduras o lavar los trastes y tomar un vaso enorme de chocolate con leche, que yo odiaba por sobre todas las cosas, pero ese día me aguantaba ese odio y hasta parecía que me gustaba. Los zapatos limpios desde un día antes y la carta ya repasada unas cien veces para que no hubiera sorpresas de último minuto. Mi hermana y yo solíamos comprar galletas de animalitos en la tienda de "doña Jovita" para dejarles a los reyes y alguna vez llegamos a comprar algo de alfalfa para los caballos y cacahuates para el elefante aunque parecía que no les gustaban mucho porque siempre los encontrábamos intactos a la mañana siguiente. Claro que eso no nos importaba mucho en realidad, ya que lo que nosotros esperábamos eran nuestros juguetes.
En aquel tiempo no eran cosas complicadas. Muñecos de acción, carritos de pedales, pelotas, algo de ropa y una vez hasta una mochila. El mejor año fue una bicicleta. Creo que nunca fue exactamente lo que yo pedía pero de la misma forma nunca quede decepcionado. La magia de la ilusión y de encontrar algo de la noche a la mañana era simplemente exitante. Todos los niños salíamos desde muy temprano a la calle para enseñarles a los demás lo que nos habían traído y haya sido lo que haya sido, todos estábamos contentos y jugábamos hasta que nos cansábamos o hasta que nuestras mamás nos llamaban para comer.
Yo tenía un conflicto muy grande ya que según lo que mi mamá me decía era que si me portaba bien y estudiaba, los reyes me iban a traer muchas cosas y por mas que me esmeraba en esas dos cosas pues siempre eran dos o tres cosas que me traían mientras que al hijo de los vecinos que era un burro y un escuincle muy cabroncito y pedante siempre le traían un montón de cosas y bien bonitas. Cuando pasaba la emoción a los tres o cuatro días siempre le preguntaba a mamá porque era eso y siempre me decía que quizás los reyes se habían equivocado y le dejaron mis juguetes al vecino y yo así de "pero que pendejos, ¿como se pueden equivocar si son magos?" Digo, una vez se puede pasar pero todos los años ya era como mucho.
Al final, uno crece y se da cuenta que los reyes magos en verdad son magos y de los buenos. A veces las cosas no están muy bien (en mi caso, las cosas nunca estuvieron bien en casa, económicamente hablando) pero ellos hacen un super esfuerzo por cumplir con la ilusión de un niño y demostrarle que la magia existe. En no pocos casos, esa ha sido la diferencia entre una vida con valor y una vida tirada a la basura. De igual forma muchos niños no recibirán nada esta noche y muchos otros aparte pasarán hambre, frío o vivirán una situación de conflicto en hospitales, en refugios, en guerras. Y poco o nada podemos hacer al respecto. Aún queriendo, nadie tiene el poder de que las cosas sean como tendrían que ser. Pero lo que si podemos hacer es mantener esa ilusión en nuestros propios niños y si, al igual que yo, no tenemos esa suerte, alimentar nuestra propia ilusión con la magia de la fe, con el poder de la imaginación.
Esta noche los reyes llegarán como siempre a mi casa porque tengo una ilusión en el corazón y aunque parezca muy lejana e infinitamente improbable, me mantiene vivo y me hace ser mejor cada día. Me anima a despertar por las mañanas con la esperanza de encontrar su sonrisa en esas calles frías y quizás si me he portado bien, esa sonrisa sea algún día solo para mi.

Tiempo de ti.

  Estoy viviendo con el tiempo prestado. Ya me lo dijo; así, a quemarropa, sin tocarse el corazón. Se va a ir y no importa lo que yo haga o ...