Ese día pensé que había perdido, pero después de pensarlo bien estoy tan cierto que hice mucho más de lo que jamás imaginé que puedo decir sin miedo que estoy orgulloso y en paz conmigo.
Al principio eras tan inalcanzable, tan imposible. Te veías tan lejos como el borde del universo. Y un día me armé de valor y fui a verte cantar y me acerqué a ti y te hablé a pesar de todo el miedo que antes me paralizaba. Dicen que el que no arriesga no gana y ese día gané un abrazo tuyo. El universo se hizo mujer y me tocó. Empezamos a interactuar un poco con algunos mensajes de vez en vez, pero como siempre pasa, un día hice un comentario tonto y sin sentido y otra vez el universo se alejó a millones de años luz. Culpa mía. Y así paso una pequeña eternidad, tratando de sobrellevar la vida con una idea sembrada en el corazón y soñando con volver a verte, intentando hacer que olvidarás ese mal comentario. Luego una oferta inesperada y necesitaba ayuda para practicar una presentación y solo pude pensar en ti. Sin dudar te pedí ayuda y aceptaste. Nuestra primera cita y luego nuestra primera comida juntos, nuestro primer paseo y charla en la que el tiempo se hizo nada. Cada vez que nos veíamos era abrazarte y besarte, en la mejilla, pero beso es beso. Fuimos al cine, paseamos por San Miguel Allende, me hacías madrugar sin refunfuñar y contigo rompí mi record de comer tacos lo más rápido que un humano puede comer. Descubrimos unas ensaladas que te encantaron en mi barrio de la niñez y conocí a tu familia durante un viaje con un atardecer hermoso de fondo. Te hice reír y celebramos tu cumpleaños y ese mismo día me regañaste y yo ni cuenta me di hasta que llegué a mi casa. Te conté mi secreto más obscuro entre mordidas a unas gorditas de queso y la gente solo nos miraba con una mezcla de envidia y encanto; no siempre se ve a alguien tan enamorado. Te pusiste nerviosa en el karaoke y yo te canté "Ángel" que ahora para mi es un himno. Estoy seguro de que Dios sonreía cuando nos veía juntos. El universo estaba feliz.
No se trata de ganar o perder, se trata de sentir, de ser verdadero. Te hice reír, te cuidé, te hice sentir única, preciosa, especial. Te regale mi tiempo que no se lo doy a casi nadie. Estuve siempre para ti porque así lo quise. Te elegí en todo momento y, aunque no parezca, yo ya estaba enamorado de ti desde hace mucho tiempo. Digamos que desde hace como trece mil ochocientos millones de años, más o menos. No era necesario que lo supieras por mí. El universo ya lo sabía. Tú ya lo sabías.
No hay comentarios:
Publicar un comentario