martes, 12 de agosto de 2025

Para Elisa parte 3



 


Hola Elisa:

Me ha costado mucho el escribir estas líneas ya que estoy con sentimientos y pensamientos encontrados. El eterno debate entre la razón y el corazón. Decía Aristóteles que el "justo medio" se sitúa siempre entre dos vicios: uno de exceso y otro de defecto. Para mí, el sentimiento que tengo hacia ti se sitúa precisamente entre mis dos vicios: mi razón (defecto) y mi corazón (exceso). Al principio siempre todo tiende hacia el exceso, el "querer" verte, el "querer" pasar tiempo contigo, "el querer" escribirte mensajes y que me respondas, "el querer" ayudarte en todo, "el querer" sumar para hacer méritos, "el querer" hacer lo más que pueda aún y si tengo que ser o hacer más de lo que soy. Ese "querer" dar sin medida porque así lo dicta, porque así lo exige el corazón, porque es la forma que me "enseñaron" de como conquistar a la persona amada. Y, por el contrario, en un principio se ignora casi por completo el defecto, la razón que nos ayudaría a ver que cuando escribes algo bonito en un mensaje y lo mandas y se tarda horas en contestar o de plano no contesta, el hecho de que sabes que no serás su prioridad nunca, el hecho de que aún hay muchos temas del pasado por resolver y el hecho de que yo sienta mucho por ti no quiere decir que tu sientas algo por mí. Pero conforme pasaba el tiempo las señales se hicieron muy confusas y aunque me decías que no solías tener muchas citas, conmigo saliste varias veces y parecías contenta, te hacía reír, platicamos de cosas super random y cosas padres y el tiempo volaba y creo genuinamente que la pasabas bien, que te sentías cómoda. Yo nunca te oculté nada y cuando tuve la oportunidad de decirte que me gustabas te lo dije y te dije que quería sumar en tu vida y te dije que siempre podrías contar conmigo y lo hice, no fueron solo palabras. Y todo lo que hice no fue para que me quisieras, fue para que supieras lo que yo sentía por ti, demostrarte que mis intenciones eran honestas, sinceras y desde el alma.

 Y las cosas buenas duran muy poco, al menos para mí. Aquella mañana del 1 de Julio me hiciste el favor de "ajustar" los valores de mi defecto y mi exceso. Y después de más de tres meses de platicar, de salir, de convivir contigo, en cinco minutos te conocí más que en esos tres meses y descubrí algo que ni tú misma te has dado cuenta. 

Ahora las cosas son un poco distintas. Logré equilibrar el exceso y el defecto y, aunque aún no es "un justo medio", entiendo que la virtud empieza a salir. Entiendo que no tienes que corresponder al sentimiento que te tengo, ese es mío y solo mío; el que te lo quiera obsequiar es mi decisión y el que lo quieras recibir o no es la tuya y por el momento las cosas son como tienen que ser ahora. Me haría muy feliz que quisieras pasar algún tiempo conmigo, que quisieras hacer planes conmigo, que quisieras sumar a mi vida, pero no me hace más infeliz que no lo quieras hacer. Hoy tú tienes tus batallas y yo las mías y sabes que si me necesitas ahí estaré y yo sé que ahí estarás. Siempre he creído que la vida es mucho más amable y divertida cuando dos personas van juntas con metas y si se apoyan y se quieren se pueden lograr cosas muy buenas; acompañarse y apoyarse mutuamente en estos tiempos es un lujo y no es debilidad como el mundo nos lo quiere vender. 

Para Aristóteles "el encontrar el justo medio" era encontrar una virtud y "mi justo medio" me lleva al amor que le profeso a Elisa, ese amor ahora latente, atado a la razón, durmiente esperando el beso que lo pueda despertar y que probablemente nunca llegue pero que sueña con ese día todos los días. El amar es una virtud y esta debe estar en armonía con el individuo, con el entorno, con el universo y con Dios.

Bendita la noche en que te conocí.

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