Andra
Andra tiene mil razones para ser feliz. Aunque el padre de su futuro hijo había desaparecido poco después de que ella le dio la buena nueva, la vida le regalaba lo mejor de sí. No lo necesitaba pero si extrañaba los días a su lado.Él era la viva imagen del optimismo, siempre sonriente, siempre dispuesto. Recordaba con cariño sus besos suaves y sus palabras sin sentido pero que las decía con tanta convicción y tanta pasión que si te decía que los elefantes podían saltar no te quedaba otro remedio que creerle aunque supieras que eso no es posible. A Andra le gustaba pensar que él se había ido porque quería algo mejor para ella y su futuro hijo pero tenía miedo de decirle sus planes y que algún día regresaría con la noticia que ahora tenía mucho que ofrecer además de su sonrisa y sus palabras que sonaban tan disparatadas. Se imaginaba ella sentada en el pórtico con su bebé en brazos observando la infinita calle bellamente empedrada llena de casas limpias y de banquetas pulcramente bar