Fallo de gravedad


Todos tenemos un precio por muy alto que este sea.
La noche que ella llego llovía copiosamente. Recuerdo que estaba viendo un capítulo viejo de la serie "Quantum Leap", creo que era el último en donde Sam llega a un bar de mineros como él mismo. La soledad es mala consejera y la lluvia te despierta instintos primales así que tomé el teléfono y llamé a un servicio de "escorts". Me dio risa cuando escuche en la bienvenida la voz dulce de una chica que me dijo firme pero cachondamente "bien caliente y en menos de treinta minutos y si no es gratis". El amor en estos días está muy devaluado, pero yo no busco amor, solo compañía. Mi mente enferma imagino a una voluptuosa mujer rubia enfundada en un traje de cuero blanco ceñido a su cuerpo, con una cola de caballo dorada y gorra de pizzería tocando a mi puerta con una deliciosa pizza de salami todavía humeante, casi recién salida del horno.  La realidad fue otra. No llego con pizza ni era rubia y mucho menos voluptuosa; eso sí, era endiabladamente hermosa. Su nombre era Yarena y su pelo negro azabache me dejo hipnotizado. Parecía que la luz que emanaba de su sonrisa giraba hacia su pelo y se absorbía en ese negro profundo, total.

- ¿Puedo pasar? - Pregunto cuando ya iba a mitad de la sala.
- Si claro, adelante. - Dije cerrando la puerta y viendo su hermoso trasero, pequeño y bien formado.
- Llegue en 27 minutos así que el servicio te va a costar, pero te aseguro que jamás lo vas a olvidar y me haré tan necesaria en tu vida como el aire que respiras y no querrás dejarme ir, ¿eso te parece bien?
- Yo...bueno, si...me parece bien, pero la verdad es que...mmmm...tengo otros planes...
- Ahhh! ¡pequeño pervertido! Aquí en mi bolsa traigo unas esposas y un pañuelo negro
- No, perdón, no me refería a eso...más bien, no me refiero a eso. Solo quiero platicar.
- Ya se!! Se te nota desde que llamaste, apestas a eso. Enamorado y mal correspondido, ¿verdad?
- Si...más o menos...
- Creo que la idea de la pizza de Salami no era tan mala después de todo...
- Si...espera, ¿cómo sabes lo de la pizza? Solo lo pensé.
- No te pongas nervioso y ponte cómodo; ¿al menos me puedo sentar sobre tus piernas?
- Mmmm, preferiría que no... ¿Te ofrezco algo de tomar?
- Una cerveza, espero que si tengas.

Ella toma asiento en un sillón de la sala y yo voy al refrigerador por un par de cervezas, unos limones y sal. Me siento a un lado de ella y le platico sobre la mujer que es dueña de mis sueños, de mi aliento y de mis latidos. Le comento que para ella solo soy uno más, que no le intereso y que solo busca sacar provecho sin dar nada a cambio.

- ¿Qué harías para que ella se enamorara de ti? - me pregunta viéndome fijamente a los ojos
- Lo que sea, cualquier cosa; pararía el mundo.
- ¡¡Oye, esa es buena!! ¿En verdad estarías dispuesto a eso?
- Bueno, es un decir, obvio que no puedo, pero si, estaría dispuesto a todo porque ella me quisiera como yo a ella, porque este junto a mí, porque me permita hacerla feliz.
- ¿Y qué dirías si te digo que yo puedo hacer que eso pase? Que puedo lograr que ella se enamore de ti y sean felices hasta que la muerte los separe. ¿Harías un trato conmigo?
- Si...creo que sí, pero ¿a cambio de qué?
- ¡¡A cambio de eso que dijiste, parar el mundo!!
- ¿Es broma, ¿verdad? nadie puede hacer eso
-Claro que no! Nadie puede hacer eso, pero supongamos que yo pudiera hacer eso, que el destino de todo el mundo está en tus manos, ¿sacrificarías a todos por tu felicidad y la de ella?
- Si, si lo haría...
- Ok, es un trato entonces...Recuerda hasta que la muerte los separe. ¿Me traes otra cerveza, por favor?

Me levanto y voy a la cocina por otro par de cervezas y cuando regreso a la sala ya no la encuentro, en su lugar y en el mismo asiento veo una caja grande, inconfundible y con un olor delicioso a pizza de salami.

Han pasado 21 días desde que ella se apareció. Dos días después de que la vi, la chica de mis sueños me llamo y nos vimos, me dijo que quería vivir conmigo, que no podía seguir con la vida que llevaba y que deseaba cambiar. Esa misma noche se instaló en mi departamento y yo era el hombre más feliz del mundo. tocábamos el cielo cada vez que nos besábamos, cada vez que nos amábamos, cada vez que éramos uno solo. Ella irradiaba alegría, sonreía y se pasaba horas hablando de todos sus planes, de todas las cosas que quería que hiciéramos juntos y yo no podía más que abrazarla y estar a su lado. Hace tres días salió a inscribirse a un curso de computación que ya de hace tiempo quería tomar, pero por razones de trabajo no lo había hecho. Me llamo diciendo que ya estaba todo listo y que regresaba a casa para que le ayudara a prepararse. Nunca llego. El taxista que la traía estaba borracho y en una curva perdió el control. Salieron de la carretera y volteo.
Hoy fue su funeral. Llego a mi departamento destrozado y sin ganas de vivir. Voy al refrigerador por una cerveza y cuando vuelvo a la sala la veo ahí, sentada en el mismo sillón. Yarena. No me sorprende. Instintivamente regreso al refrigerador y tomo otra cerveza. Regreso junto a ella y le doy su botella.
- ¿Valió la pena? - Me pregunta
- Cada segundo.
- ¿Lo volverías a hacer?
- Sin duda. - las lágrimas inundan mis ojos
- Ahora se detendrá el mundo y siete mil millones de almas desaparecerán en el espacio. Todo un mundo.
- Ella era mi mundo. Sin ella nada importa.
- ¿Qué harías para volver a estar con ella, por volver a tenerla?
- Detendría todos los universos. Todas las realidades. Todas las dimensiones. Todas las eternidades.
- ¡Así sea!

Siento un fallo en la gravedad y en mis últimos segundos de lucidez veo la destrucción total de mi planeta. No me arrepiento.

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