Hambre y sed de Justicia


El año de 1994 fue un parteaguas para México como país y para muchos de nosotros. Empezando el año, y al entrar en vigor en TLC, un grupo armado se levanta en la selva de Chiapas y hacen explotar algunos artefactos en la ciudad de México. Conocemos entonces al flamante Subcomandante Marcos y un movimiento que empezó con mucha fuerza termino siendo solo una llamarada de petate.
Año de elecciones presidenciales en México, en donde el poder y la corrupción son la base y el cuerpo de la política, se colapsa el día 23 de marzo cuando en un mitin en Tijuana BCN es asesinado el candidato por el partido revolucionario institucional, Luis Donaldo Colosio, en plena cadena nacional y a la vista de todo el mundo. Muchas cosas se decían y aún se dicen de lo que realmente paso ese día. La verdad es que nunca nadie lo sabrá a ciencia cierta. Lo cierto es que fue un crimen de precisión quirúrgica y como se ha probado desde ese día, más perfecto no pudo haber sido. Se conjugaron varios factores tales como la ingenuidad del propio Colosio de no querer tener un equipo de seguridad, de ignorar las amenazas de muerte, de no poner filtros de seguridad, de permitir el contacto personal dentro de una multitud de gente y todo esto fue aprovechado por una mente brillante y llena de maldad para orquestar un crimen que ya cumplió veinte años de impunidad y vergüenza.
Con este telón de fondo las preguntas que quedan en el aire, o, mejor dicho, la pregunta del millón es: ¿Habría Colosio, siendo presidente de México, cambiado el destino del país? En un discurso que después se hizo muy famoso dijo lo siguiente: "¡Es la hora de cerrarle el paso al influyentísimo, a la corrupción, a la impunidad! Es la hora de la nación." Y sinceramente, creo que esto fue el detonante de su asesinato. Y es que el influyentísimo, la corrupción y la impunidad es la quintaesencia no solo de la política en México sino también de la gran mayoría de nosotros como habitantes y ciudadanos. ¿Qué pasa cuando un oficial de tránsito nos detiene por habernos pasado el alto o por exceder el límite de velocidad permitido o por haber dado vuelta en lugar prohibido? ¿Qué hacemos para agilizar un trámite que nos urge? ¿Por qué las plazas magisteriales son vitalicias y se pueden vender o heredar? ¿Por qué si en México los monopolios son prohibidos según la constitución tenemos empresas como Pemex, CFE, Telmex, Televisa o Azteca? ¿Por qué la gran mayoría de las extorsiones telefónicas se hacen desde el interior de los penales? ¿Como es posible que todos sabemos dónde viven y se divierten los narcotraficantes y nadie dice nada? ¿Por qué si eres güerito y traes ropa bonita si puedes entrar al antro, pero si eres morenito, aunque traigas ropa igual de bonita no puedes? ¿por qué las empresas pueden evadir y defraudar miles de millones de pesos y nadie se da cuenta, pero tú te retrasas dos segundos en tu pago del banco o de un servicio y ya te andan metiendo a la cárcel y te amenazan por teléfono día y noche con miles de llamadas? ¿Por qué si somos uno de los mayores productores de petróleo (y de limones para el caso) tenemos los precios cada día más caros? ¿Por qué dando una "propinita" podemos conseguir casi cualquier cosa, desde un lugar de estacionamiento hasta un título universitario pirata? ¿Por qué compañías como las telefónicas y las cableras o de televisión por paga nos cobran sus servicios por "adelantado" cuando esto tendría que ser al revés, es decir, pagar por lo que consumes y la autoridad no hace nada? ¿Por qué en los hospitales y clínicas de salud públicos es más fácil dar a luz en la calle porque es sábado y no hay quien atienda?
Y bueno, así me puedo seguir y llenar miles de páginas con ejemplos como este y al final vamos a llegar a la misma respuesta. No. Si Colosio no hubiera muerto y hubiera sido presidente no habría cambiado nada. Y no porque él no lo quisiera o lo deseara; es más, creo que él hubiera hecho hasta lo imposible por hacer el mayor bien posible, pero al final se habría visto vencido. Vencido por el peso de la costumbre, por la persistencia de la memoria genética y la idiosincrasia de todos los que vivimos en México. Hubiera pasado lo que vemos todos los días en la calle y me refiero específicamente a los peatones y a los puentes peatonales. Aquí en Celaya paso que un día atropellaron a una estudiante de mi alma mater, el Tecnológico de Celaya, y todos los estudiantes hicimos una marcha de protesta y demandamos un puente peatonal. El puente se puso, pero resultaba que nadie lo usaba. A pesar de que el puente estaba ahí y era para nuestro propio bien, ¡¡Nadie lo usaba!! Preferíamos arriesgarnos a "torear" los carros para pasar de un lado a otro de la avenida porque "tardábamos más y eran muchos escalones y nos cansábamos". Se tuvo que poner una cerca (que creo salió más cara que el puente mismo) para evitar el cruce de la avenida y "forzarnos" a usar el puente. Y así simplemente no se puede.
Como siempre lo he dicho, nos quejamos todo el tiempo de lo corrupto e ineficaz que es el gobierno, de lo "ratas" que son los diputados, de lo mal que nos gobiernan; pero no hacemos nada. Nos acostumbramos a nuestra tragedia y pensamos que ya así es esto, que aquí nacimos y pues ya que. Los malos gobiernos y malos gobernantes ahí seguirán, burlándose de todos y haciéndose más ricos y corruptos hasta que nosotros, la gente buena y que somos muchos, pero muchos más, nos decidamos a hacer algo, a participar activamente en la comunidad y en la política. El problema es que solo a la gente mala le parece gustar hacer esto.
Lastima.

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